Gritar algo tan simple como "!Basta ya!" y empezar de cero. Lejos del tormento. Lejos de todo lo que me hacía daño. Poder decir libremente que no me asustará más el miedo, miedo de que vuelvas, de que desmontes toda mi vida. No, hace tiempo que no. El dolor se borró.
Bendito ese momento de tu vida grita "!Basta ya!", en el que despiertas y te apresuras a que todo termine con punto y final.
No hay comentarios:
Publicar un comentario