miércoles, 13 de julio de 2011

A partid de entonces, decidí ser fiel a mi misma, a disfrutar como nunca lo habia hecho, recuperar el tiempo perdido y no callar la voz que llevaba dentro.
Gritar algo tan simple como "!Basta ya!" y empezar de cero. Lejos del tormento. Lejos de todo lo que me hacía daño. Poder decir libremente que no me asustará más el miedo, miedo de que vuelvas, de que desmontes toda mi vida. No, hace tiempo que no. El dolor se borró. 
Bendito ese momento de tu vida grita "!Basta ya!", en el que despiertas y te apresuras a que todo termine con punto y final.


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